Y CONSTRUIR UNA OFENSIVA POR LA VIDA Y LA DIGNIDAD

En el marco del Primer Consejo de Sabidurías e Ideas, las y los participantes de este consejo, reunidos en Tzan Siwan, territorio recuperado a los terratenientes, reafirmamos que los gobiernos y los ricos nacionales y extranjeros están llevando a nuestro país a la profundización de la miseria y la pobreza, ahora agravada por la crisis financiera internacional. Para mantener este modelo están reconcentrando tierras, despojándonos de nuestros territorios, para apropiarse de las riquezas de la madre naturaleza e imponer su modelo por medio del aumento de la represión y la militarización.
Ante esta situación, nosotras y nosotros, mujeres y hombres de distintos pueblos, idiomas y comunidades, al igual que otros hermanos y hermanas indígenas que han levantado la lucha en Sudamérica y Chiapas, así como en otros lugares, concluimos que es necesaria la generalización y profundización de la resistencia para lo cual hacemos un llamado más allá de los límites municipales, departamentales y fronteras entre países para profundizar la articulación de nuestras luchas y lograr un nuevo amanecer.
Para ello nos comprometemos y llamamos a nuestras hermanas y hermanos del campo y las ciudades a resistir ante las distintas formas de imposición política y a fortalecer la toma de decisiones, sustentada en nuestros valores, principios de colectividad y nuestra cosmovisión, que es fundamental para contribuir a la construcción de un sistema político alternativo.
Dentro del marco de nuestra lucha por la defensa del territorio y la madre naturaleza, ratificamos la importancia de la construcción del poder local comunitario y popular que nos permita defender nuestra tierras y territorios y fortalecer la lucha y resistencia en contra de la explotación minera y petrolera, las hidroeléctricas, monocultivos y todo aquello que pone en riesgo a la madre naturaleza.
Ante la profundización del empobrecimiento y la explotación por parte de los empresarios, llamamos a las y los trabajadores del campo y las ciudades, a buscar y encontrar nuevas formas de organización y métodos de lucha que permitan la defensa del empleo, condiciones dignas de trabajo y salarios para cubrir las necesidades fundamentales, incluidos los derechos a la alimentación, salud y educación.
Hacemos un llamado a nuestros hermanos campesinos indígenas y no indígenas a recuperar, ocupar, producir, defender la Madre Tierra que significa la vida, la soberanía alimentaria y el futuro de nuestros hijos e hijas. Debemos hacer conciencia y buscar las formas que nos permitan para ahora, y para el futuro, que ni una cuerda ni una manzana más de tierras indígenas y campesinas sea vendida y pase a manos de los ricos nacionales y extranjeros. Llamamos a las autoridades comunitarias y municipales a resistir, defender el territorio y no permitir la venta de tierras a empresas nacionales y extranjeras.
Ante las prácticas con las que están intentando comprar nuestra lucha ofreciendo dinero, abono químico, limosnas o puestos a dirigentes, organizaciones o comunidades, llamamos a levantar nuestra dignidad como personas y pueblos y reafirmar el principio de que la dignidad que tenemos no se puede vender en ningún momento y circunstancia.
Ante la utilización de agroquímicos, semillas y demás productos con que las empresas transnacionales buscan mantenernos en la dependencia y dominación, llamamos a fomentar y recuperar la producción de los cultivos propios de nuestras regiones, recuperar las distintas variedades de semillas propias y a impulsar las formas de producción, en base a nuestros conocimientos, que respeten a la madre tierra y nos permitan romper con la dependencia de las semillas transgénicas, químicos, fertilizantes y el consumo irracional de productos artificialmente elaborados. Debemos propiciar redes populares de producción y comercialización entre nuestras comunidades y con otros sectores comprometidos con el cambio del modelo imperante.
Ante la imposición de las ideas con las que nos quieren dominar utilizando los periódicos, la radio, la televisión y la educación, llamamos a recuperar valores, principios y prácticas como la unidad, la solidaridad, el respeto mutuo y la defensa de la memoria histórica que rompen con la ideología dominante; debemos dar a conocer y educarnos en los conocimientos acumulados que tienen nuestros pueblos a través de largos siglos de lucha y resistencia. Nos corresponde impulsar, entre los distintos pueblos, la articulación de la resistencia cultural frente al bombardeo ideológico del sistema.
Llamamos a nutrirnos de la historia de la lucha de las mujeres y contribuir, hombres y mujeres, a acabar con el machismo y patriarcado, para lograr la justicia y la equidad en la relación entre hombres y mujeres.
Frente a la política de represión, persecución y criminalización con la que las empresas nacionales y extranjeras están tratando de defender e imponer sus intereses, nos comprometemos y llamamos a fortalecer y articular esfuerzos encaminados a defendernos, organizada y combativamente, frente a esta política represiva, militarista y de criminalización.
Llamamos a todas las personas, pueblos y organizaciones que nos identificamos con la necesidad de profundizar y generalizar la resistencia a articular nuestras luchas, intercambiar nuestras ideas con otras fuerzas afectadas por el modelo y el sistema dominante, para hacer juntos el camino de nuestra liberación, con la finalidad de avanzar en las transformaciones que el país necesita.
Es el momento de ir articulando nuestras luchas, acumular fuerzas y crear condiciones para pasar de la Resistencia a una Ofensiva por la Vida y la Dignidad; para ello proponemos:
a. Comprometernos a desarrollar la economía indígena y campesina que nos permita producir e intercambiar nuestros productos. Para eso, lo primero que se necesita es cambiar la forma en la que está distribuida la tierra, por medio de una reforma agraria profunda que vaya acompañada de asistencia técnica, créditos, capacitación y otras condiciones que apoyen la producción y la comercialización de los y las campesinas. Esta reforma agraria debe respetar y fortalecer la existencia de tierras de comunidades indígenas y el cuidado y relación armónica con la Madre Naturaleza.
Debemos desarrollar una producción orientada al consumo familiar y comunitario, promover el intercambio entre comunidades, impulsar la comercialización directa sin intermediarios, para lo cual necesitamos una forma de organizar la comercialización entre nuestras comunidades, así como recuperar prácticas productivas tradicionales y agroecológicas.
b. Comprometernos a construir un nuevo poder local comunitario y popular que se alimente de la experiencia y cosmovisión de los Pueblos Indígenas y de la lucha e ideas de las mujeres. Para eso, es necesario fortalecer la información y la formación que posibiliten elevar la participación, promoviendo y apoyando de manera especial la participación de las mujeres. Basándonos en nuestra cosmovisión, recuperando la experiencia y formas tradicionales de autoridad, y los sueños de nuestros caídos, debemos transformar todos los espacios de participación y de poder, a nivel comunitario, municipal y nacional para que estén al servicio del pueblo y nunca por encima del pueblo.
c. Comprometernos a construir nuestra propia autonomía para liberarnos de la dominación del sistema de los ricos, su gobierno y sus leyes; para desarrollar nuestra propia forma de organización y de vivir, revalorando nuestra historia, nuestra identidad y nuestros valores de convivencia comunitaria; controlar nuestros medios de vida y producción. Para ello debemos fortalecer nuestra conciencia e identidad y valorar a nuestras autoridades indígenas, recuperar y aplicar las normas de convivencia de nuestros pueblos y las normativas internas de las comunidades.
d. Comprometernos a construir alianzas para avanzar y que permanentemente podamos revisarlas y fortalecerlas, para ello llamamos a personas, grupos, organizaciones, comunidades y pueblos a desarrollar las acciones que nos permitan, basados en la resistencia, sabiduría y memoria de nuestros ancestros, defender la madre tierra, el territorio, la soberanía y la dignidad de los pueblos y las personas. Debido a que enfrentamos un sistema mundial, llamamos a tejer alianzas internacionales y construir la alternativa de la vida a nivel mundial. Convocamos a construir una fuerza que nos permita oponernos a este sistema de muerte e ir construyendo un sistema para los pueblos que se fundamente en la justicia, la convivencia armónica y que valore la vida y la dignidad.
Que nuestros abuelos y abuelas que nos acompañan en este consejo sean testigos de este compromiso y nos ayuden a que nuestros hechos y nuestra práctica sea consecuente con nuestras palabras; que su fuerza nos guíe para que mujeres y hombres también nos vayamos transformando en esta lucha y sigamos el ejemplo y la práctica de nuestros héroes y mártires que nos señalan el camino.
Resistir para Vivir - Resistir para Avanzar
Por la Vida, la Tierra y el Territorio
Soberanía y Dignidad de los Pueblos.
Tzan Siwan, Cunén, el Quiché
12 Ajmaq, 14 Pop
17 de abril 2009
Comité de Unidad Campesina:
¡31 años de lucha indígena y campesina por la defensa del territorio,
la soberanía de los pueblos y la dignidad del ser humano!