Imaginando la Masacre

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No más ejercito, no más masacres, no más trabajo forzoso, no más arbitrariedades. Es la interpretación que se hace de las manos pintadas sobre los dibujos que representan lo descrito arriba, en el mural que acompaña el “Monumento a la Paz y la Tolerancia” que se encuentra en el interior del cementerio municipal de Panzós, Alta Verapaz.

Y es que solo imaginar más de 35 cadáveres de hombres y mujeres Mayas Q´eqchi esparcidos por el parque central de Panzós, hace que a uno se le forme un nudo en la garganta y se le enchine la piel.

Se imaginan el dolor, la angustia y la desolación que sintieron y padecieron los familiares de, al menos, 53 personas que murieron en el ametrallamiento que realizó el ejército frente a la municipalidad de Panzós y ahogadas en el Río Polochic por intentar huir de la masacre. Las heridas siguen vivas.

La Madre Tierra en Panzós y el Valle del Río Polochic, en general, se tiño de sangre con el asesinato de unas 310 personas, entre los años 1978 y 1982. Ejecuciones extrajudiciales cometidas por el ejército, comisionados militares y patrulleros de autodefensa civil que dispararon a quemarropa.

“Cada día, cuando iba a trabajar, me imaginaba que eran los mismos cadáveres que pasaban en el río, aunque sabía que no era posible, era demasiado fuerte darme cuenta que cada remolino traía nuevos muertos” relata un testimonio al respecto.

El pecado capital de estas personas fue el querer recuperar sus tierras arrebatadas por los terratenientes y denunciar los actos arbitrarios de los finqueros. Por esta razón es que minutos antes de la masacre de Panzós un militar le gritó a los campesinos y campesinas “si tierra quieren, la van a tener pero en el camposanto”.

37 años han pasado de aquella lamentable y condenada masacre y las causas que motivaron a los campesinos y campesinas a manifestarse aquel 29 de mayo

 de 1978, siguen afectando a las actuales generaciones.

La tierra del Valle del Río Polochic continúa concentrada en manos de terratenientes y empresas productoras de monocultivos. Mientras la falta de tierra y vivienda digna, lahambruna, la desnutrición, la insalubridad y demás necesidades básicas, que debería cubrir el gobierno de Guatemala, siguen en aumento en las comunidades campesinas aledañas a las grandes extensiones de caña de azúcar, palma africana y áreas de extracción de níquel.

Por. JGC. Eje de Comunicación CUC

Fuente: Guatemala Memoria del Silencio (Tomo VI. Casos Ilustrativos). Comunidades de Población en Resistencia (cpr-urbana.blogspot.com/2013/panzos-una-historia-de-despojo-35-años.html). REMIH (www.remih.org.gt/bd/ver_masacre.php?cual=18).