Luchando contra viento y marea, las mujeres guatemaltecas exigen equidad de género

 

Vencer el viento, la lluvia, el frío y la fuerza de un huracán, quizás sea más fácil que vencer al sistema machista y patriarcal enraizado en la sociedad guatemalteca. Guatemala ocupa el primer lugar de Centroamérica en desigualdad laboral, en salud y en participación política, para las mujeres[i].

 

Los datos son alarmantes, pero más alarmante es el testimonio de las mujeres, principalmente de las que viven en áreas indígenas y campesinas. Porque es en el área rural en donde más se violan los derechos de las compañeras.

“Nosotras empezamos a hacer los oficios de la casa (limpieza, cocinar, lavar ropa, etcétera) desde las tres o cuatro de la madrugada y nos dormimos a las 10 0 11 de la noche, pero eso no lo valoran los hombres de la casa” señalaron, varias veces, lideresas comunitarias de diversas regiones del país, durante el seminario La Lucha de las Mujeres por la Tierra y la Soberanía Alimentaria. Actividad realizada el 14 de octubre en la ciudad de Guatemala.

El acceso a la tierra para las mujeres, fue uno de los temas más abordados durante el evento. Se mencionó que cuando se le niega el acceso a la tierra a sus esposos, ellas se ven afectadas porque en el campo no hay otra fuente de trabajo, sino la agricultura. Sin tierra no hay comida para nuestras familias ni para nosotras y eso de forma indirecta es violencia en contra de las mujeres, señalaron.

Entre llanto, exigencias y lamentos, Yolanda Caal de la comunidad San Pablo Pamoxan, Panzós Alta Verapaz, narró como las mujeres q´eqchies están padeciendo pobreza y hambruna por la carencia de tierra para cultivar. Cabe recordar que en las últimas cuatro décadas en esa región está en proceso la reconcentración de la tierra en manos de terratenientes y empresarios.

Los campesinos y las campesinas de Panzós han sido víctimas del despojo de sus tierras desde que invadieron esa región los alemanes y algunos españoles. En la actualidad la mayoría de las tierras, arrebatadas, las utilizan los terratenientes para la siembra de monocultivos como la palma africana y la caña de azúcar.

Ese cambio brusco del uso de la tierra está incrementando las brechas de pobreza y miseria que padecen miles de familias, principalmente unas 800 familias que fueron desalojadas violentamente en marzo de este año.

Caal mencionó que para ella y su familia, vivir en esa región es un calvario porque son explotados laboralmente, se les ha despojado de sus tierras, existen pocas fuentes de trabajo, y por si fuera poco, ahora están siendo perseguidos por grupos armados, pagados por los finqueros y empresarios.

Por su parte Marta Julia Gabriel, lideresa de la región Mam, e integrante del Comité de Unidad Campesina (CUC) mencionó que la violación a los derechos de las mujeres y la desigualdad de género les ha afectado históricamente y que pese a que se ha iniciado un movimiento de mujeres que lucha por la defensa de sus derechos, “el camino aún es largo”.

Las lideresas comunitarias hicieron un llamado a todas las mujeres a organizarse y luchar por la igualdad de género. La población masculina, el Estado y los empresarios tienen que valorar nuestro aporte y nuestro trabajo para el desarrollo del país, concluyeron.

Las mujeres que participaron en el Seminario “La Lucha de las Mujeres por la Tierra y la Soberanía Alimentaria” son representantes de unas 20 organizaciones indígenas y campesinas y lideresas unas 50 comunidades rurales.

 



[i]Índice de Desigualdad de Género del Informe sobre el Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo 2010.

 

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